En el viaje del comercio financiero, he experimentado un período de años de juventud y profundidad. Ese fue mi primer año en el trading de contratos, fue como un ciego palpando al elefante, abriendo posiciones basándose enteramente en el sentimiento, y los resultados a menudo eran muy diferentes de las expectativas.
Recuerdo claramente el mayor revés, que fue una gran liquidación en mi vida y una pérdida de más de 4 millones. En ese momento parecía haber caído en un abismo, el dolor y la pérdida no se podían describir con palabras. Sin embargo, fue este golpe el que me dio una nueva comprensión del trading.
Después de experimentar este fracaso, descubrí que mi mentalidad en el trading había cambiado dramáticamente. Empecé a prestar más atención al control de riesgos y a la gestión del dinero, y ya no era tan ciego e impulsivo como antes. Al mismo tiempo, también comencé a tratar cada transacción con más cuidado y ya no tomé decisiones fácilmente.
A medida que pasó el tiempo, comencé a salir del peligro y obtuve buenos resultados en mis operaciones. Poco a poco comprendí que el trading no es sólo un comportamiento de inversión, sino también una competencia de mentalidad y sabiduría. Comencé a centrarme en aprender e investigar las tendencias del mercado y las estrategias comerciales, y gradualmente formé mi propio sistema comercial y mi filosofía de inversión.
En este proceso, también me di cuenta profundamente de algunas verdades de la vida. Por ejemplo, el éxito de una persona no se demuestra mostrando su riqueza y estatus, sino por su propio trabajo duro y dedicación. Al mismo tiempo, algunos pequeños detalles de la vida también pueden reflejar la calidad y el cultivo de una persona, como si presta atención a la salud, si respeta a los demás, etc.
Ahora he logrado algunos buenos resultados en el trading y me he dado cuenta profundamente del encanto y los desafíos del trading. Entiendo que sólo aprendiendo y mejorando constantemente podremos seguir siendo invencibles en el comercio. Al mismo tiempo, también entendí una verdad: el éxito no llega de la noche a la mañana, requiere trabajo duro y dedicación continuos.