Un juez estadounidense aprobó el plan de quiebra de FTX, lo que marca el final de una larga saga legal dos años después del colapso de la bolsa.
Alrededor del 94% de los acreedores votaron a favor, lo que significa que la mayoría recibirá el 118% de sus reclamos en efectivo (no se permiten pagos en criptomonedas).
El juez reafirmó que los tokens FTT no tienen valor y que el patrimonio no podía pagar en criptomonedas porque carecía de los activos necesarios.
Se lanzó FTX 2.0, pero finalmente se descartó debido a la falta de interés de los inversores.