¿Cuántas veces has perdido en el mundo de las criptomonedas? Cada pérdida puede traerte lecciones profundas, e incluso cambiar el rumbo de tu vida.
En octubre del año pasado, conocí a un amigo que experimentó un giro de la gloria al infierno.
Él, al entrar en el mercado de contratos, comenzó con un capital de 500,000 y abrió una posición larga con un apalancamiento de 5 veces.
Al principio, el mercado subió, y su cuenta rápidamente se disparó de 500,000 a 4,600,000, alcanzando un asombroso 881% de ganancia neta.
Esto, en el mundo de las criptomonedas, casi puede considerarse un caso de enriquecimiento instantáneo de libro de texto.
Si hubiera sido otra persona, probablemente habría cerrado la posición y asegurado sus ganancias.
Pero él no lo hizo. Su esposa me dijo que, aunque la cuenta subió, experimentó una pequeña corrección en el camino, él no detuvo sus pérdidas, sino que se mantuvo firme.
Cuando se produjo la recuperación, su cuenta ya había superado el 900% de ganancias.
En ese momento, el número de personas en el mercado que estaban vendiendo en corto aumentaba, el mercado se estaba inflando, y él estaba convencido de que el precio objetivo llegaría a 5,000,000.
Su tono era muy tranquilo, pero en esa tranquilidad había una especie de temblor inconsciente.
Él solo estaba mirando fijamente la pantalla, informando a su esposa sobre el estado de la cuenta, sin emoción, sin alegría.
Él ya había pasado por tormentas similares antes, así que esta “tranquilidad” era más como una insensibilidad de jugador.
Estaba convencido de que, si aguantaba, podría ver el número 5,000,000, y luego cerrar la posición.
Sin embargo, el mercado nunca tiene piedad de nadie.
En el momento en que estaba más relajado, un movimiento de precio como una aguja lo golpeó sin piedad.
El número de su cuenta cayó rápidamente de varios millones a más de 600,000, y luego a una liquidación total.
En ese momento, la pantalla pareció congelarse, y su cuerpo se volvió rígido.
Su esposa estaba a punto de preguntarle qué pasaba, pero él de repente corrió hacia el alféizar de la ventana y saltó sin dudar...
Afortunadamente, vivía en el tercer piso y sobrevivió. Pero ese salto cambió su vida para siempre: perdió permanentemente el uso de sus piernas.
Desde esa noche, todos entendieron: frente al comercio de contratos, no hay oportunidades de “aguantar un poco más”, ni espacio para “empujar un poco más”.
Solo hay un pensamiento de cielo y un pensamiento de infierno.
Esto no es solo una advertencia sangrienta, sino un profundo recordatorio para cada comerciante de contratos: el riesgo nunca es algo que puedas ignorar.
Lo que puedes controlar es a ti mismo, lo que no puedes controlar es el mercado.

