Érase una vez un sabio rey que decidió dar una lección a su pueblo sobre responsabilidad y esfuerzo. Mandó colocar una gran piedra en medio del camino principal que conducía a la ciudad y luego se escondió para observar las reacciones de la gente.
El primer hombre que pasó por allí, un rico comerciante, al ver la piedra, maldijo al rey y al gobierno diciendo: "¿Cómo pueden dejar una piedra como ésta en el camino? ¿Dónde están los trabajadores?" Pero no intentó mover la piedra, sino que la rodeó y continuó su camino.
Luego llegó un granjero que llevaba pesados sacos de trigo a la espalda. Cuando vio la piedra, se detuvo y se quejó en secreto de su mala suerte. Pero, al igual que el comerciante, pasó junto a la piedra sin intentar moverla.
Finalmente, pasó un joven pobre, un leñador. Al ver la piedra, se dijo a sí mismo: "Si no muevo esta piedra, alguien podría tropezar o lastimarse". Empezó a intentar empujar la piedra con todas sus fuerzas y, tras un largo esfuerzo, por fin logró moverla.
Debajo de la piedra, el leñador encontró una bolsa llena de oro y una carta del rey que decía: «Ésta es la recompensa para quien quite la piedra del camino».
La moraleja de esta historia: Mucha gente critica o se queja de los problemas sin intentar solucionarlos, mientras que quienes buscan arreglar las cosas y asumir la responsabilidad encuentran beneficio y recompensa$BNB