Los magnates olvidados del comercio interno de esclavos en Estados Unidos: Isaac Franklin y John Armfield

Isaac Franklin y John Armfield fueron en su día los más exitosos y despiadados traficantes de esclavos de Estados Unidos, pero hoy en día sus nombres están prácticamente olvidados. A principios del siglo XIX, transformaron el comercio de esclavos en un negocio masivo y moderno que desempeñó un papel crucial en la expansión de la esclavitud en Estados Unidos.

Un negocio brutal: el ascenso de Franklin & Armfield

El negocio de Franklin y Armfield prosperó durante el auge del comercio interno de esclavos. Desde su sede en Alexandria, Virginia, transportaron a unos 10.000 esclavos desde el Alto Sur hasta el Sur Profundo, donde la floreciente economía del algodón demandaba mano de obra. Sus métodos eran fríos y calculados: separaban a las familias de forma rutinaria, realizaban marchas forzadas y hacinaban a los esclavos en barcos en condiciones deplorables.

Empleaban una red de agentes para reunir a las personas esclavizadas, a menudo manteniéndolas en duras condiciones antes de enviarlas al sur. Los dos traficantes eran conocidos por su excepcional crueldad, ya que utilizaban tácticas como alimentar a la fuerza a los cautivos para que parecieran más saludables y disfrazar las cicatrices con cera para aumentar su valor. También violaban rutinariamente a las mujeres con las que traficaban, alardeando de estas agresiones en cartas que se enviaban entre ellos.

El legado del lucro y la crueldad

Franklin y Armfield amasaron una fortuna que hoy vale miles de millones de dólares y se retiraron como unos de los hombres más ricos de Estados Unidos. Se integraron sin problemas a la sociedad blanca de élite y no dejaron descendientes directos que heredaran su notoriedad. A pesar de sus crímenes, la historia los ha pasado por alto en gran medida, lo que ha permitido que su reputación permanezca intachable entre sus contemporáneos.

Un capítulo olvidado en la historia de Estados Unidos

La historia de Franklin y Armfield revela los oscuros fundamentos del comercio interno de esclavos en Estados Unidos y desafía el mito persistente de que los traficantes de esclavos eran figuras marginadas. Historiadores como Joshua Rothman están trabajando ahora para sacar a la luz su historia, demostrando cómo figuras centrales como Franklin y Armfield fueron parte de la maquinaria del tráfico de personas en Estados Unidos.

Su éxito en el comercio de esclavos no se debió sólo a la oportunidad o a la perspicacia comercial, sino también a la voluntad de cometer atrocidades sin remordimientos. Mientras Estados Unidos sigue luchando contra el legado de la esclavitud, la historia de Franklin y Armfield sirve como un duro recordatorio de la brutalidad que impulsó una de las industrias más rentables y vergonzosas del país.

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