• Arthur Hayes, luminaria de las criptomonedas, proyecta que la valoración de Bitcoin podría dispararse entre 750.000 dólares y 1 millón de dólares para 2026.

  • Hayes señala las crisis financieras inminentes, los próximos eventos de reducción a la mitad de las criptomonedas y el lanzamiento de fondos cotizados en bolsa como catalizadores fundamentales para el ascenso de Bitcoin.

Los catalizadores detrás del aumento previsto de Bitcoin

Arthur Hayes, el antiguo director ejecutivo de BitMEX y una figura reconocida en el ámbito de las criptomonedas, ha presentado un pronóstico notablemente optimista para la valoración futura de Bitcoin. Eclipsando numerosas predicciones existentes, Hayes opina que Bitcoin podría escalar a un nivel de valoración de entre 750.000 y 1 millón de dólares en los próximos tres años.

En el centro de la predicción de Hayes se encuentra una confluencia de acontecimientos económicos importantes. Su hipótesis es una turbulencia financiera inminente, con tasas de interés cayendo a cero o observando un lento incremento en comparación con las tasas de gasto público. En tales condiciones fiscales, y acentuadas por el fenómeno de la reducción a la mitad de las criptomonedas, Bitcoin podría registrar un precio de aproximadamente 70.000 dólares para finales de 2024.

Pero el augurio financiero no termina aquí. Hayes percibe además la llegada de múltiples fondos cotizados en bolsa (ETF) introducidos por gestores de activos de peso en regiones como Estados Unidos, Europa y potencialmente incluso Hong Kong. Tal introducción, articula Hayes, podría ser el inicio de un ferviente mercado alcista.

Según su visión, no sería sólo Bitcoin el que experimentaría este ascenso. Los índices financieros, incluidos los del NASDAQ y el S&P, también podrían estar trazando territorios incomparables.

Descifrando el paradigma de las criptomonedas en China

Volviendo hacia el Este, Hayes aclaró la narrativa predominante sobre el aparente dominio de China sobre las criptomonedas. Contrariamente al sentimiento generalizado de que China ha impuesto una prohibición general de las criptomonedas, Hayes presenta una perspectiva más estratificada.

Si bien China ha erigido barreras al comercio de criptomonedas al desalojar importantes bolsas, no ha eliminado la propiedad de Bitcoin entre su población. Hayes subraya que las acciones del gobierno chino están predominantemente influenciadas por su compromiso de preservar la ecuanimidad social. Este compromiso surge de las aprensiones en torno a los disturbios locales que los activos especulativos y volátiles como las criptomonedas podrían potencialmente instigar.

Otra dimensión de las limitaciones criptográficas de China son las ramificaciones ambientales asociadas con la minería de Bitcoin. Dadas las enormes necesidades energéticas de dichas actividades mineras, la postura estricta de China es hasta cierto punto comprensible.

Para concluir sus ideas, Hayes enfatizó el papel fundamental que Hong Kong podría desempeñar en el entorno criptográfico, un papel determinado por su posicionamiento geopolítico y tecnológico único.

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