La era digital está experimentando una metamorfosis dolorosa. La burbuja de criptomonedas de 2025, que alcanzó un máximo histórico de $126 000 por bitcoin, se desmoronó bajo el peso de la incertidumbre regulatoria y la masiva fuga de capital institucional. Bitcoin cierra el año con pérdidas del 7%, y la fuga semanal de los ETF de criptomonedas se mide en cientos de millones de dólares. Los mineros capitulan, la tasa de hash cae y los precios del equipo se desploman tras el precio de hash, que ha bajado por debajo del punto de equilibrio. Parecería que la era del oro digital universal ha terminado. ¿Pero es realmente así?