Tengo un viejo compañero de clase, que al igual que yo es de los 90, ahora su salario mensual es menos de seis mil, en su pueblo natal hay una casa que todavía está en construcción.
Ahora trabaja en otra provincia, todos los días toma el metro para ir y venir del trabajo, y por la noche regresa a casa para seguir mirando el mercado hasta la madrugada.
Sus compañeros se ríen de él: “¿Trabajando y mirando gráficos, ¿estás jugando a las acciones?”
Pero él sabe que solo quiere una oportunidad para vivir de manera más digna.
Al principio, ni siquiera sabía cómo poner un stop loss,
una vez, después de una corrección, estuvo atrapado durante un mes entero, con una pérdida flotante del 40%,
pero no se derrumbó, sino que se sumergió en el análisis técnico.
Aprendió a dibujar líneas, ver tendencias, recordar niveles clave,
cada día tomaba notas sobre el mercado, llenando páginas y páginas,
otros salían a beber después del trabajo, él investigaba la lógica del mercado.
Yo fui testigo de cómo pasó de hacer órdenes al azar y liquidaciones constantes,
hasta poder controlar sus posiciones con firmeza y esperar señales con calma.
Lo que más me impresionó fue aquella vez que el mercado subió como un cohete,
SOL se disparó, y él envió un mensaje en el grupo:
“Esa orden se duplicó, esta noche me invito a una barbacoa.”
En esa barbacoa, comió despacio, pero se sintió extraordinariamente satisfecho.
No fue una celebración, sino una prueba—
no fue en vano las noches que pasó desvelándose, ni las pérdidas que sufrió, todo cuenta.
Él comprende que el mundo de las criptomonedas no se trata de ver quién se lanza más rápido,
sino de quién puede mantenerse en el juego más tiempo, de manera estable.
También entiende que hacerse rico de la noche a la mañana es una ilusión, el ritmo es lo que realmente importa.
Ahora, ya no persigue las tendencias,
cuando el mercado está desordenado prefiere estar fuera de él,
cuando el mercado es favorable, maneja sus posiciones con seguridad.
Después de un mes, su cuenta creció un 46%,
más de lo que ganó en medio año trabajando.
Él dijo una frase que siempre recordaré:
“Antes pensaba que el comercio era ganar a los demás, ahora sé que es ganar a uno mismo.”
Así es, el mundo de las criptomonedas nunca ha sido un sueño, sino un camino de crecimiento.
Esos jóvenes que parecen comunes,
frente a la pantalla, poco a poco están forjando su futuro.
Estable no es lo mismo que cobarde; lento no es lo mismo que perder.
Cuando aprendes a usar reglas en lugar de emociones,
aunque sople el viento fuerte, puedes mantenerte firme en la cresta de la ola.
Este mercado es difícil de navegar solo.
Ahora, tengo un camino reparado aquí, ¿vas a caminarlo?
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